Nota por: Lolu Lemus
Emaús Radio.
Una tarde de mayo dedicada a pasar tiempo con mamá jugando Damas Chinas o Rummy-O parece un
excelente plan, porque los hijos valoran cada momento que sus padres les dedican y las madres
atesoran pasar tiempo con sus pequeños, no importa la edad que tengan.
Jesús también tuvo una madre, ella pasaba mucho tiempo con su hijo, la Biblia nos relata que fueron a
una boda, en este evento, María arrebató su primer milagro a Jesús. Este signo de amor se dio gracias a
que la Virgen María se compadeció de las personas en esa boda.
La iglesia hoy llama a María: “Santa” ¿por qué la llama así?, nosotros creemos que la Madre de Dios y
nuestra es Santa porque ella siempre estuvo muy cerca de Jesús y porque creyó en él, le amó
profundamente desde la anunciación. María aceptó ser madre del redentor. Su fiat (sí) nos facilitó la
salvación.
La virgen fue llamada “feliz”, “llena de gracia”, “bendita entre todas las mujeres” en la Biblia, estas
palabras las pronunció: el ángel Gabriel, su prima Santa Isabel, Simeón y están escritas en la oración del
Magnificat. Las escrituras nos resaltan las virtudes de María y cómo ella guardaba todo en su corazón
para meditarlo.

Algunas personas no comparten nuestro amor por María, nos tachan de idólatras, nosotros debemos
saber que estas acusaciones son falsas, tenemos que estar seguros de nuestra fe, seguros del valor y
honor de María, tener la firme convicción de que María es madre de Dios, no porque ella sea superior a
Jesús, sino porque Cristo es Dios. Busca libros que respondan las interrogantes sobre nuestra madre,
recuerda que los dogmas de fe no son meros: “inventos de la iglesia”. Para reconocer un dogma como
verdadero han pasado muchas décadas de investigación y plática entre teólogos. Es preciso confiar en
las personas que se han tomado el tiempo de hacer los estudios, nuestra iglesia es madre y maestra,
tiene la unción del Espíritu Santo en cada una de sus decisiones, creamos en ella.
Estamos invitados a imitar a María en su sencillez, en su amor, en su silencio, en su humildad y en su
espíritu de servicio. También es un llamado a todo cristiano a amar a María tanto como lo hace Jesús.
En ocasiones es fácil compararnos con otras personas que transpiran amor por la Madre de Dios; esto
no es positivo para nosotros, recordemos que cada quien tiene una forma diferente de amarle, un
miembro de una agrupación Mariana comentaba: “no tengan miedo de amar a María, nunca la amarán
más que a Jesús”.
Te invitamos a responder este cuestionario y evaluar si imitas a nuestra Madre del Cielo.
¿Tu alma alaba al Señor todos los días? (Magníficat, San Lucas 1, 46-55)
¿Guardas todo en tu corazón y meditas sobre ello? (San Lucas 2, 19)
¿Estás dispuesto a decirle “si” a Dios? (Encuentro Virgen María con el ángel Gabriel, San Lucas
1, 26-38)
¿Has rezado el rosario esta semana? (Meditación sobre la vida de Jesús)
¿Te apuntas a ayudar a algún familiar o amigo enfermo? (Visita de María a su prima Santa
Isabel, San Lucas 1,39)
¿Respetas a tus padres? (San Joaquín y Santa Ana)
¿Vas todos los domingos a misa? (Renovación del sacrificio de Jesús en la cruz)
¿Amas profundamente a Jesús?
¿Procuras cumplir los 10 mandamientos?
¿Tienes un lugar en casa especial para orar? (El discípulo Juan se llevó a María a su casa, San
Juan 19, 25)
¿Tienes valor de anunciar el evangelio? (María recibió el Pentecostés Hechos 2)
¿Vas frecuentemente a la iglesia y participas en sus actividades? (Presentación de Jesús en el
Templo, San Lucas 2, 21)
Después de realizar este cuestionario pídele a Dios fuerza y voluntad para ser cada día más como la
Virgen María, reza el rosario con frecuencia y lleva a nuestra Madre a tu casa como lo hizo el discípulo
Juan; ella siempre estará dispuesta a escuchar y amar a sus hijos.

Hermoso artículo