Por LOLU LEMUS – EMAUS RADIO
Los templos se han vestido de morado, podemos ver cortinas y manteles teñidos de este color, la casulla del sacerdote nos recuerda el tiempo de cuaresma con el color de la penitencia. Dios nos invita a colorear nuestro corazón de este color distintivo de la conversión.
Una cruz de ceniza en la frente es símbolo de que somos pecadores y estamos luchando cada día por ser mejores.

La iglesia propone no comer carne los viernes, una opción general debido a que la mayoría de personas les gusta comer esta proteína, puedes optar por esta penitencia o incluir una de tu propia cosecha, teniendo en cuenta eso que disfrutas y te cuesta dejar de consumir. Al evitarlo durante 40 días estarás acompañando a Jesús en su dolor en la cruz y estarás dominando tu voluntad, con el tiempo lograras decir no al pecado como dices no a algún antojo en específico.
Recuerda que los propósitos para esta cuaresma deben ir enfocado en nuestra salvación. El camino del calvario no fue fácil para Jesús, el pasó por ese dolor por amor a nosotros, la Biblia dice: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, nosotros somos los amigos de Jesús y durante la cuaresma le entregamos a Dios esos gustos superficiales en reparación de tanta ofensa que hacemos nuestro Padre cada día y como una forma de morir a nosotros mismos para poder finalmente decir: “¡no! Al pecado.
El ayuno no tiene que ser únicamente de comida, también puedes ofrecer no escuchar tu música favorita, no asistir a un lugar recreativo de tu agrado o evitar las redes sociales.
Durante este tiempo litúrgico vemos por la calle muchas procesiones, estás además de ser una catequesis pública son una oportunidad de entregar sacrificio a Jesús. Participar en ellas son una excelente iniciativa de devoción y fe.
El tiempo de Cuaresma y Semana Santa debe empujarnos a querer cambiar nuestro corazón de piedra a uno de carne como dice el libro de Ezequiel, es un tiempo para volver a empezar junto a Jesús y María. El propósito último de este tiempo debe ser terminarlo siendo mejores personas de lo que éramos al inicio, algo difícil, pero no imposible. Tampoco es recomendable dejarnos influenciar por las personas que señalan a quienes están en proceso de cambio diciendo que nunca van a cambiar o que son hipócritas, hagámonos de oídos no oyentes y continuemos el camino, Dios sabe que lo estás intentando y te va a bendecir, si caes, levántate y vuélvelo a intentar como lo hizo San Pedro después de negar tres veces a su maestro y Señor.
El propósito de cambio no debe terminar con el tiempo de Pascua, se espera que dure todo el año.
Toma el tiempo de cuaresma como una palanca que te empujará a una nueva forma de ser. Aprovecha cada momento que se te presente y ofrécelo.
El Espíritu Santo puede ayudarnos durante este tiempo de preparación, él nos brinda sus dones y frutos, con estos podemos vencer al pecado. Junta tus manos y pide al Paráclito Divino: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de Dios. Después añade los frutos: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, longaminidad.
Finalmente te pregunto: ¿tienes escritos tus propósitos de Cuaresma?, ¿ya pensaste que le puedes ofrecer a Dios para dominar tu voluntad y reparar tus pecados?, ¿participas en las actividades litúrgica de tu parroquia?
Bendiciones en esta cuaresma.